Un
programa de intervención escolar, denominado EDUFIT, demuestra que, si se
duplican las horas de Educación Física y se aumenta la intensidad de las
clases, es posible mejorar el rendimiento cognitivo y académico de los alumnos
Este estudio, en el que participan investigadores de la UGR,
ha sido publicado en el último número de la revista Scandinavian Journal of Medicine
& Science in Sports.
Los
adolescentes que hacen más ejercicio físico en el instituto sacan mejores notas
y tienen un mejor rendimiento cognitivo, lo que implica aspectos como la
capacidad verbal y no verbal, el razonamiento abstracto, la capacidad espacial,
el razonamiento verbal y la habilidad numérica. Así lo ha confirmado un estudio
realizado por un grupo de científicos españoles, entre los que se encuentran
tres investigadores de la Universidad de Granada.
El
objetivo de este trabajo, publicado en el último número deScandinavian
Journal of Medicine & Science in Sports, era analizar los efectos de un
programa de intervención escolar, denominado EDUFIT, y centrado en aumentar el
número de clases de Educación Física por semana y la intensidad de las mismas
en un instituto de Murcia.
Para
ello, sus autores trabajaron con una muestra formada por 67 adolescentes de
entre 12 y 14 años, de ambos sexos (43 chicos y 24 chicas), que se dividió en
tres grupos distintos. El primero de ellos actuó como grupo control (no se
intervino en él), y siguió practicando con normalidad sus clases de Educación
Física (esto es, dos sesiones de 55 minutos a la semana, incluido el tiempo de
desplazamiento a las instalaciones, cambio de ropa y aseo después de la práctica).
En el segundo grupo, sus integrantes tuvieron el doble de horas de Educación
Física a la semana (cuatro), mientras que a los miembros del tercero, además de
duplicarles las horas de Educación Física, éstas incluyeron ejercicios físicos
de alta intensidad.
Inmediatamente
antes y después de la intervención, que duró cuatro meses, los investigadores
aplicaron a todos los participantes un test de inteligencia cognitiva, además
de analizar su rendimiento académico (las notas).
Mejores
calificaciones y rendimiento cognitivo
De
este modo, observaron que todas las variables relacionadas con el rendimiento
cognitivo, excepto el razonamiento verbal, aumentaron significativamente en el
grupo que realizó cuatro horas de Educación Física de alta intensidad con
respecto al grupo control que siguió recibiendo sus dos horas con normalidad.
Además, el rendimiento académico medio de las asignaturas cursadas mejoró
notablemente. Particularmente, las mejoras en las calificaciones fueron más
importantes en asignaturas como Matemáticas, pero no en Lenguaje.
Francisco
B. Ortega, investigador
Ramón y Cajal del Departamento de Educación Física y Deportiva, Facultad de
Ciencias del Deporte de laUniversidad de Granada y del Instituto Karolinska de Suecia,
e investigador responsable de este trabajo, advierte de la necesidad de
realizar más estudios en esta misma línea, con una muestra más amplia de
participantes. “Con todo, nuestro estudio nos permite afirmar que la intensidad de las sesiones de
Educación Física en los centros educativos podría desempeñar un papel
importante sobre el rendimiento cognitivo y el éxito académico de los alumnos”.
Ortega
añade que “estudios previos han demostrado que las personas con mejor condición
física tienen un mayor tamaño del hipocampo, centro del aprendizaje y memoria,
lo que contribuiría a explicar los resultados observados en este estudio”. El efecto positivo del ejercicio
físico sobre el factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF), una de las
sustancias que contribuyen al crecimiento de nuevas neuronas y sinapsis, así
como el aumento de la capilarización y flujo sanguíneo a nivel cerebral, “son
algunos de los mecanismos fisiológicos que se cree podrían explicar la mejora
cognitiva y académica observada como
consecuencia del aumento del número e intensidad de las sesiones de Educación
Física.”
Este
trabajo forma parte de la tesis doctoral de Daniel
Navarro Ardoy, asesor de formación del Centro de Profesorado de la Región
de Murcia, profesor de Educación Física y primer autor de este trabajo. Esta
investigación fue codirigida por el catedrático de Fisiología Manuel Castillo Garzón, en la
Facultad de Medicina de la Universidad de Granada.
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